La puerta de Toledo, llamada así por señalar el camino a esta ciudad, se encuentra al norte, y su fortificación comenzó en el año 1297. Es de estilo gótico mudéjar, severa y sin ornamentos. Tiene 6 arcos, combinándose la ojiva y la herradura, paradigma simbólico de la convivencia entre la población cristiana y la morisca. Los dos arcos exteriores son apuntados, de gran peralte, y están apoyados sobre columnas adosadas a los muros. Otros dos arcos son de herradura, uno de ellos apuntado y sin alfiz. Los dos más interiores son apuntados, y entre bajaba el rastrillo de cierre.
La puerta está flanqueada por dos torreones cuadrados macizos de 12 metros de altura por 4 de frente, que estaban coronados por almenas, hoy desaparecidas. Formaba un cubo perfecto, pues su altura, su anchura y su profundidad son iguales entre sí.
Por su cara interna aparece una cartela de piedra que da la fecha de su construcción, año 1328, bajo el reinado de Alfonso XI, aunque otros autores de renombre la consideran incluso anterior. En la cara externa ostenta el escudo de armas de Castilla.
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